En todas las manifestaciones de la vida, en cada una de las actividades lo único que vence los obstáculos es el trabajo diario, honesto, eficiente, ético, eficaz, moral ya que siempre hay y habrá personas con muy pocas capacidades para aceptar la superación y éxito de los demás.
Lo vemos hasta en el núcleo más pequeño de la sociedad: la familia. Parecería algo inimaginable pero la envidia y hasta el deseo de que se produzca un fracaso de cualquiera de sus integrantes que emprende una acción con meta establecida, ha sido vista en un conglomerado familiar.
En los gobiernos sucede con mayor proporción porque no todos los ciudadanos pueden ocupar los primeros puestos y deben esperar que algo en algún momento les llegue y si no sucede, el gobernante, quien es el primero entre sus iguales, es motivo de malquerencia.
Es por eso que nunca ha perdido vigencia la frase de Cervantes en El Quijote de la Mancha “nos ladran Sancho, señal de que avanzamos”. Cada día que pasa vemos una alharaca distinta de los opositores con el propósito de hacer cambiar la opinión favorable de la mayoría con respecto al Gobierno y al Pdte. Medina.
Pero como él sabe que en nuestra política eso es casi la normalidad, se mantiene con su forma habitual de ¡trabajar, trabajar, trabajar!