¡Sale por la puerta grande!

Luego de finalizado su discurso de anoche, el Pdte. Danilo Medina, ha recibido todos los elogios de que es merecedor, no tan sólo por lo dicho y su renuncia a buscar la reelección, si no por su ingente obra de gobierno.

Todos los medios escritos y digitalizados han editorializado sobre su acción y nosotros para hacerlo hemos querido solidarizarnos con el que escribió el compueblano periodista banilejo Miguel Franjul, director del Listín Diario.

Con su discurso anoche ante el país, ratificando su estricto apego a la Constitución y las leyes, el presidente Danilo Medina se elevó por encima de las tentaciones y las pasiones que empujaban las ruedas de otra reelección y dejó en claro que su ejercicio como gobernante tiene un límite y que él lo va a respetar.

Pensó y actuó como un estadista consciente de que hay normas y principios que trascienden la labor de un hombre y que los intereses de la Nación están por encima de los particulares, pese a que en la cultura de un país presidencialista siempre gravitan fuerzas que procuran torcer esta regla, aunque sea a costa de llevarse de encuentro la Constitución y las leyes.

El presidente Medina, que ha alcanzado en siete años continuos indiscutibles logros en el desarrollo humano y material del pueblo, tiene una alforja llena de realizaciones que de ninguna manera podía echar por la borda, o exponerla al severo descrédito, si se evidenciase como un gobernante ambicioso, porfiado y obstinado en mantenerse en el poder a contrapelo de las restricciones establecidas en la Constitución reformada en 2015.

Su mayor deseo, como lo dijo antes y lo reiteró anoche, es que al salir del poder sus conciudadanos lo vean como un presidente que puede caminar libremente por las calles sin ser objeto del escarnio o del reproche por alguna falla cometida en el ejercicio de sus funciones, dispuesto a servirle al país desde cualquier escenario en que se le necesite.

Al despejar las brumas que ensombrecían el panorama nacional frente a los rumores de que sus partidarios en el Congreso pretendían forzar una reforma constitucional para habilitarlo y allanarle el camino a una nueva postulación, el presidente tiene ahora la vía franca para terminar su ejercicio sin las tensiones y aprehensiones que genera una reelección no deseada por la mayoría.

 Ahora el presidente Medina tiene más autoridad e influencia para restablecer la unidad de la nación en la consecución de los objetivos nacionales que se trazó alcanzar, pues ha dado con su discurso de anoche una prueba de sacrificio y de desprendimiento, a la vez de respeto a las leyes y la Constitución que es como decir de respeto y sumisión a las normas democráticas.

En escenarios de confrontaciones políticas o de disputas intra partidarias, no es razonable lograr climas apropiados para que las ejecutorias de un gobierno, las inversiones locales o foráneas, la marcha normal de una administración pública, se manifiesten libres de interferencias o de intencionales sabotajes, porque todo se reduce a una prueba de fuerza entre los que quieren acceder al poder y los que se niegan a abandonarlo.

Su discurso desactiva ese círculo vicioso. La gente puede respirar mejor sin la incertidumbre que se planteaba con un supuesto plan para violentar los mandatos de la Constitución. Los políticos pueden enfocarse ahora en un ejercicio más civilizado de lucha electoral, sin los miedos a una celada reeleccionista, que por lo general se aúpa en la compra de voluntades, corrupción rampante con el dinero del Estado y en actos inescrupulosos.

Siéntase satisfecho, señor presidente, de las credenciales adquiridas como gobernante y de la histórica muestra de desprendimiento que usted ha dado frente a sus seguidores, al esquivar los señuelos de una continuidad que, de aceptarla como ellos querían, lo colocarían como autor y cómplice de una innecesaria e inútil aventura contra la democracia dominicana.