Desde hace milenios el ser humano se ha interesado en conocer el porvenir, lo que le depara el futuro, y en aras de conocerlo ha hecho de todo lo imaginable y a veces hasta lo absurdo, como el de seguir fielmente cosas que muchos vivos le dicen y que cobran por decirlo.
Cada vez que nos acercamos al final de un año y cuando se ven calamidades sucediendo en diferentes partes del mundo se sacan a relucir las que quizás sean las más famosas predicciones de todos los tiempos, las de Michel de Nostradamus.
Algunos fanáticos religiosos lo que aseguran es que el fin del mundo está cerca y que esas son señales anunciadas en la Biblia y tratan de acomodar los pasajes a sucesos y actuaciones actuales olvidando que Jesucristo dijo que la hora y el día solamente lo conocía Dios Padre, ni siquiera el Hijo de Dios.
Lo importante es vivir cada día de acuerdo a las recomendaciones de Jesús y como si fuéramos a ser llamados a responder por nuestros actos delante de Dios en cualquier momento, recordemos que hemos sido creados para confiar en lo divino y no en lo que pueda decir cualquier adivino en ¡Profecías!