Juan Pablo Duarte es el Padre de la Patria, ideólogo y fundador de la Sociedad Secreta La Trinitaria y de La Filantrópica con las cuales impulsó nuestra independencia del pueblo haitiano que nos sojuzgaba desde hacía 22 años, pero como en su época tuvo que soportar también a compatriotas que, como los de ahora, son pro haitianos por intereses mezquinos, oigan como habló.
“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”. Pero no tan sólo eso, sino que fue más puntual cuando dijo:
“Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes con estas ideas: destruir la nacionalidad aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera” y aseguró: “Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones”.
Releer el ideario de Juan Pablo Duarte en estos días es como si estuviéramos oyendo y viendo a quien se ha considerado como el dominicano más noble y puro, que todo lo que escribió es como si fuera la historia repetida ahora.
Nunca olvidemos lo que manifestó. “La Nación dominicana es libre e independiente y no es ni puede ser jamás parte integrante de ninguna otra potencia, ni el patrimonio de familia ni persona alguna propia ni mucho menos extraña”
Recordemos a Duarte, no manchemos su memoria, repitiendo lo que en vida sufrió a causa de los malos “dominicanos”, que como ahora, defienden más al otro.