El 24 de mayo se celebra la memoria litúrgica de la Beata Virgen María Auxiliadora. En 1860 la Santísima Virgen se aparece a San Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de «Auxiliadora», y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo
Empezó la obra del templo con sus tres monedas de veinte centavos cada una, pero fueron tantos y tan grandes los milagros que María Auxiliadora empezó a obtener a favor de sus devotos, que en sólo cuatro años estuvo terminada la Gran Basílica.
El Santo solía decir: » Cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen», desde aquel Santuario comienza a extenderse por el mundo la devoción a María bajo el título de Auxiliadora de los Cristianos.
El primero que llamó a la Virgen María con el título de «Auxiliadora» fue San Juan Crisóstomo, en Constantinopla en al año 345, él dice: » Tú, María, eres auxilio potentísimo de Dios».
En el año 1572, el Papa San Pío V ordenó que en todo el mundo católico se rezara en las letanías la advocación » María Auxiliadora, rogad, por nosotros», porque en ese año Nuestra Señora libró prodigiosamente en la batalla de Lepanto a toda la cristiandad que venía a ser destruida por un ejército mahometano de 282 barcos y 88.000 soldados.
Fue San Juan Bosco, el santo de María Auxiliadora, con el que esta advocación mariana encontró el mejor paladín y trampolín para el desarrollo y popularidad, «No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado»… «Cada ladrillo de esta iglesia – se refería a la gran Basílica que en su obsequio empezó el 1863 – es una gracia de la Virgen María»…