¡Madre, Mamá, Mami!

Desde tiempos inmemoriales la literatura y el arte están llenos de obras que rinden homenaje a la Madre y sería prolijo enumerar una o unas, porque en sentido general son verdaderas creaciones artísticas de gran valor.

Hay quienes dicen que Dios quiso que su Palabra, su Hijo, viniera al mundo por mediación de María, la virgen, para que el mundo sintiera que con cada alumbramiento de mujer nace un hijo de Dios.

Definir con palabras a una madre es harto difícil porque cada quien quiere hablar de la suya y no encuentra cómo: amor, ternura, afán, valor, entrega, vida, perdón, abnegación y más mucho más.

En este día es fácil reconocer la diferencia que existe entre las palabras: Madre, Mamá y Mami, porque así es como lo vamos a celebrar: Madre, es el nombre genérico que las identificas; Mamá, es la querida abuelita; y Mami, es mi mami, la que me dio la vida, la que me cuida, la que me mima.

Una Madre nos lleva siempre en el alma y nos mira con el corazón, para ella somos buenos y bellos y aunque en ocasiones no sabemos corresponder a su entrega, nunca nos recrimina por eso y justifica que actuemos así para hacernos sentir bien, aunque sabemos lo hemos hecho mal.

Hoy, toma la firme decisión de visitarla, llamarla y demostrarle que para ti es lo insustituible, así como tú lo eres para ella. ¡ Y que no sea solamente hoy!