Infinidad de filósofos, de antes y de ahora, nos han dejado frases y pensamientos que nos advierten de lo pernicioso que es el hablar por hablar, pero sobre todo, el hablar sobre lo que no sabemos, y a pesar de eso, seguimos haciéndolo.
La libertad y facilidad que ha traído la internet y los celulares inteligentes, con las redes sociales, los blogs, las páginas y todo lo inmensamente fácil que tiene la web para opinar y decir lo que nos plazca, ha creado una especie de información-desinformación.
Alguien dijo una vez que “la opinión es como el ombligo, todos tenemos uno” y como ahora ya podemos decirla sin cortapisas en todo planeta, nos fascina hablar de todo, sin saber de todo o de casi nada.
El más famoso No Ha Lugar en la historia contemporánea de nuestro país, ha hecho correr tinta, horas de radio y televisión y espacios en la internet como ninguna otra información, con la particularidad de que los verdaderos entendidos en la materia lo consideran ajustado a lo legal.
Pero los que no saben de eso opinan lo contrario y en vez de lo procedimental, critican la actuación del juez, solo con la intención de que se vea como un asunto político, ¿por qué no dejamos que los que saben de leyes, sean quienes se enfrenten y discutan en el terreno legal?
Es que como dijo alguien una vez, hay quienes nos volvemos locos cuando vemos una cámara y un micrófono y nos destapamos a ¡hablar de lo que no sabemos!