En nuestro país la sentencia dictada a los acusados del crimen contra la menor Emely Peguero ha causado una gran conmoción y desencanto porque no se produjo de la manera que esperaba la población de treinta y veinte.
Al acusado del asesinato, Marlon Martínez, le cantaron la pena máxima de treinta años de reclusión, que esperaban todos, pero a su madre, Marlin Martínez, para quienes muchos deseaban veinte, solo le cantaron cinco y de ahí el desencanto.
Los entendidos en Derecho tienen opiniones disimiles, unos consideran que los jueces se ajustaron al Código Procesal Penal dominicano, y otros argumentan que no lo aplicaron bien, de manera que ahora el proceso llega a la etapa de las apelaciones, ya veremos que pasará.
La frecuencia de actos de asesinatos masivos en lugares públicos y escuelas en Estados Unidos no deja de asombrar al mundo, ahora California y todo el país, y la comunidad internacional lloran la muerte de trece personas en una matanza producida por un veterano de guerra, que son, por lo regular, quienes producen estos hechos lamentables.
No hay justificación, ni explicación posible, sólo preguntarnos si es que vamos camino a nuestra propia destrucción por voluntad propia, cada día una noticia funesta desplaza a otra igual por actos que ocurren en diferentes países como el caso actual ¡Emely y California!