¡El pan nuestro de cada día!

En este momento no vamos a rezar la oración que enseñó Jesucristo, aunque la ocasión es propicia debido a lo que estamos viviendo en todo el mundo con atentados terroristas, fenómenos naturales, asesinatos pasionales, drogas y un sinfín de situaciones anómalas.
Lo que queremos decir con esa parte de la oración que titula nuestro comentario es la tediosa cotidianidad en nuestro país y la repetición incansable de los mismos temas por parte de políticos frustrados y comunicadores interesados.
Todo se circunscribe al “exitoso movimiento verde” que dicen sus organizadores tiene en jaque al Gobierno; los papeles de Odebrecht, llegados desde Brasil, con una lista de personas supuestamente sobornadas por esa empresa.
Sobre la imaginaria intención reeleccionista que le endilgan al presidente Danilo Medina; las aspiraciones de volver al poder de Hipólito Mejía en el 2020 y las llamadas corrupción e impunidad, no llaman la atención todo lo bueno que nos sucede y los logros, por ejemplo, en el deporte y el arte.
Si siguiéramos con la oración habría que decir: y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, pero lo que nos llama y preocupa es ¡El pan nuestro de cada día!