La palabra Folklore tiene su origen en el término “The lore of the people” (saber del pueblo). Su utilización se le atribuye al Arqueólogo inglés William John Thoms (1803-1885), que, con el seudónimo de Ambrose Merton, publica en la revista londinense “Athenaeum”, el 22 de agosto de 1846.
La palabra está compuesta por dos voces inglesas “Folk” (pueblo) y “lore” (saber, ciencia), se define el saber popular, a los conocimientos, costumbres, leyendas, supersticiones, música, danzas, canciones, mitos, refranes, que son transmitidos de generación en generación y que se desconoce toda autoría.
Muchos fueron los términos que intentaron reemplazar a la palabra Folklore, todas buscando castellanizar el termino, “saber del pueblo”, “demosofía”, “tradición”, etc., pero ninguno de ellos prosperó. Su consagración oficial se logró en 1878 con la fundación de la Folk-lore Society, la primera Sociedad Folklórica de carácter científico.
Un hecho es considerado folklórico, cuando se ajusta a una serie de condiciones, entre las que se destacan dos de primordial importancia: 1. Que haya sido producido por el pueblo en el anonimato, por el aporte colectivo de la gente. 2. Que haya arraigado en el pueblo, sufriendo la prueba del tiempo sin desaparecer en sus intenciones básicas.
Por otra parte, también es válido que para que un hecho reúna la esencia de lo folklórico debe cumplir con ser: popular, tradicional, colectivo, funcional, empírico.
Es importante aclarar que el Folklore es popular, pero lo popular no es folklórico, estos son dos términos que fácil y comúnmente suelen ser empleados indistintamente, lo popular es moda, es efímero, generalmente se da en las ciudades o grandes urbes, aparece, pero al cabo de cierto tiempo desaparece, en cambio el folklore es permanente, suele transformarse, porque una de sus características, al ser producida por el ser humano, es que es cambiante o dinámico, sin embargo este dinamismo es sistemático y gradual.
El folklore es nacionalista en su esencia, pero no en sentido discriminatorio. Es nacionalista en el sentido de la exaltación de los valores espirituales del pueblo, de sus sentimientos e ideas correspondientes a una región o país. Es el verdadero nacionalismo que trata de establecer el reencuentro del habitante de un territorio determinado, con los bienes que constituyen los cimientos de su historia espiritual y social.
Hagamos de este día una especial ocasión para exaltar todas nuestras costumbres y no dejar morir nuestra esencia como nación al no dejar morir ¡El Folklore!