La Iglesia Católica desde hace cientos de años mantiene la recreación de la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, montado en un asno y a cuyo paso la gente lo vitoreaba con ramos en las manos y diciendo ¡bendito el que viene en nombre del Señor!
Así lo reseñan los evangelios de la Biblia y así se ha mantenido la tradición, aunque naturalmente algunas formas han cambiado por asuntos de tiempo, cantidad de personas y lugares, en las iglesias se bendicen ramos y se sale en procesión con ellos.
Este es el inicio de la llamada Semana Mayor o Semana Santa, que para muchos tiene un sentido de fervor religioso y para otros es el tiempo para irse de vacaciones a playas, ríos, resorts y para hacer de todo, menos rezar.
Estas movilizaciones son causa de una gran inversión económica por parte del Gobierno, a través de varias instituciones encargadas de velar por la seguridad ciudadana, además de la gran participación humana de voluntarios.
Cada año se incrementan los esfuerzos para prevenir accidentes de tránsito, ahogamientos, intoxicaciones y es como si fueran nulos porque en esa misma medida aumentan los casos que se quieren evitar.
¡Ojalá que podamos cuidarnos y cuidar a los nuestros y hacer lo que vayamos a hacer con prudencia, porque nos hemos acostumbrado a “alocarnos” desde que llega el ¡domingo de ramos!