Otra vez el periodista Orión Mejía trata sobre la situación del PLD en su columna A Rajatabla, que publica los domingos en El Nacional y que nosotros tenemos como nuestro comentario invitado los lunes.
El presidente Danilo Medina representa un gran activo político, indispensable garantía de triunfo del PLD en las elecciones del 2020, en igual o mayor proporción que lo que significó la vinculación del entonces presidente Leonel Fernández, en la promoción de la candidatura del hoy mandatario en los comicios de 2012 y 2016.
Es un error asociar al presidente con el problema y no con la
solución, pues sería como admitir que ya el partido de Bosch se dividió
irremediablemente, lo que no es cierto porque hasta ahora no afloran en la
controversia peledeísta razones de principio, aunque se intente aparentarlo.
Los aprestos de modificación de la Constitución no
constituyeron un problema jurídico, sino político, porque en verdad no se
incurre en ilegalidad si se cumple con el protocolo que la propia Carta Magna
dispone para reformarla, aunque se pusiera en relieve la inconveniencia
política de esa iniciativa.
También sostengo que la habilitación electoral del presidente
Medina, ya de cara al 2024, o simplemente para restaurarle derechos
inalienables, no entraña amenaza de colocar a la nación a las puertas de una
tiranía o dictadura, como lo demuestra el hecho de que desde la oposición
política y sociedad civil respaldan ese propósito.
Así como entiendo que el coro de precandidatos debe desalojar
el Palacio Nacional y sentar sus bases de operaciones en el PLD en esfuerzos
por ganar adhesiones dentro de ese partido y en la sociedad, entiendo que un
eventual triunfo morado estaría indisolublemente ligado a un buen término del
Gobierno.
En términos estrictamente objetivos, puede decirse que Danilo
Medina cuenta con una altísima valoración ciudadana y muy buena conexión con
los sectores productivos, lo que se atribuye a que la economía se mantiene en
el carril del crecimiento, generando empleo, con baja inflación.
Posiblemente el presidente apoye o desee respaldar a uno de
los precandidatos de su entorno, pero quienes aspiran a ese padrinazgo no
deberían colocar todas sus cartas en esa mesa, porque seguramente el mandatario
también piensa en la unidad del PLD y en su capacidad de preservar el Poder y
garantizar un posible retorno suyo en 2024.
Danilo Medina no bajará las escalinatas del Palacio Nacional
con el sambenito acuesta de que no evitó un cataclismo político al interior de
PLD que tendría también repercusiones negativas sobre la economía y la
gobernanza, que han crecido y consolidado durante su gobierno.
El liderazgo del PLD no debería hacer caso a grupos políticos
y económicos que arrastran los pies y medran en la sombra, los que azuzan a
unos y a otros con el tenebroso propósito de que la sangre llegue al río.