¡Congresos Partidarios 2!

El periodista Orión Mejía continúa en esta semana su opinión expresada en el A rajatabla del domingo pasado publicado en El Nacional y como cada lunes es nuestro invitado

Los congresos partidarios, no son festejos de unanimidades ni bacanales de filisteos, sino convenciones referenciales en las que se confrontan ideas y propuestas sobre temas estratégicos de la organización y de la sociedad, sobre los cuales decide la mayoría y se respeta el voto de las minorías.


La autocrítica y rechazo a desviaciones de orden programático o coyuntural son insumos esenciales en los planteamientos que se debaten ante las plenarias, cuyos integrantes deben inmunizarse contra los vicios de grupismo, oportunismo y arribismo.


En sociedades donde burguesía y proletariado no se han desarrollado como clase en sí y para sí, no es posible que un partido promueva unidad ideológica en torno a intereses del capital o la mano de obra, porque no se puede unir lo que no existe.
El PLD de antaño sobrevivió porque Juan Bosch comprendió que la ideología no uniría su composición poli clasista, razón por la cual creó un contrato político y social entre las diferentes capas de la pequeña burguesía y minorías de burgueses y trabajadores que militaban en el partido.


La otra razón por la que ese partido mantuvo coherencia fue porque Los Métodos de Trabajo, así se denominó a ese contrato social, se aplicaron sin vacilación ni privilegio contra quienes lo violaran.


La historia política de América Latina demuestra que los congresos partidarios genuflexos que sustituyen el pensamiento crítico por el exacerbado culto a la personalidad y una mayoría mecánica dañan a la organización y a la democracia.


Como ejemplo menciono los congresos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), de Nicaragua, y del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, de El Salvador, organizaciones que produjeron sendas revoluciones armadas, los cuales sirvieron para acentuar ambiciones políticas de dirigentes y comandantes.


En su congreso después de desalojado del Poder, el FSLN no reconoció los errores políticos y la corrupción aupada por sus dirigentes desde el Gobierno, ni ejercieron autocrítica con relación al reparto entre los suyos de mansiones que confiscaron a los oligarcas. Nicaragua es gobernada hoy por una pareja de esposos que reemplazaron al Partido y a la Revolución.


El congreso del FMLN tampoco promovió autocrítica por el fracaso del gobierno del presidente Mauricio Funes, tintado por la corrupción, sobre la cual, los comandantes de la Revolución solo dijeron que el jefe de Estado no era miembro del Partido.


La democracia requiere de partidos fuertes, que en sus congresos haya garantía para que sus miembros ejerzan plenamente valores democráticos, como la autocrítica, disidencia, centralismo democrático, respeto a las minorías sin fomentar formas de grupismo, individualismo y excesivo culto a la personalidad
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