.hagámosle fiesta! Refrán que nunca ha perdido actualidad porque eso que dice se practica a cada momento todos los días del año desde el mismo instante en que alguien tuvo el aserto de decirlo por primera vez.
La disposición tomada por el Presidente de la Cámara de Diputados, primero de eliminar el llamado “barrilito” que recibían los diputados “para realizar obras de bien social” en las provincias que los eligieron y ahora del dinero destinado a comprar juguetes para los pobres, ha sido muy criticada.
Primero lo han hecho muchos de sus beneficiarios (diputados) y luego otros, que quizás por alguna razón muy especial, la han llamado “medida demagógica”, pero si todos los actos demagógicos fueran así, el erario estuviera más descansado.
No es malo que los diputados y senadores hagan obras en favor de sus comunidades pero deben hacerlas con el dinero de sus bolsillos ya que para los grandes problemas que se presentan ellos sólo sirven de intermediarios para que el Gobierno los resuelva.
Alegan algunos (en círculos reducidos) que una campaña para lograr una diputación o senaduría es muy costosa, pero a nadie se le obliga a aspirar, además de que a los partidos, el Gobierno a través de la JCE les entrega una millonada para sus actividades.
Ya veremos que va a pasar ahora en estas navidades con esa eliminación de los Fondos de Gestión Social de los diputados cuando los pobres de cada demarcación les digan ¿y mi nochebuena, se la darán de sus bolsillos?
Porque ahora no podrán poner en práctica aquello de que ¡a lo que nada nos cuesta hagámosle fiesta!