Esta es una de las más bellas canciones a ritmo de bolero de la época de grandes cantantes y compositores que en los años cincuenta existían en el Caribe, destacándose entre estos el cubano Fernando Alvarez.
La situación que hace un tiempo estamos viviendo en el país con la relación entre los representantes de la Justicia y el Ministerio Público, que se supone deben estar hermanados para el bien de la sociedad es sumamente preocupante.
En la generalidad de los llamados grandes casos, los que los medios de comunicación mantienen en el tapete por su implicación política, no hay sintonía entre uno y otro lo que provoca desconcierto en la población.
¡Qué fulano de tal fue descargado, que no fue enviado a juicio y otras consideraciones por el estilo ponen a pensar, luego de escuchar las explicaciones de los jueces, el que alguien está actuando mal, lo hace con premeditación o no sabe lo que realmente hay que hacer!
La argumentación siempre esgrimida por los jueces es que el expediente fue mal instrumentado o que no se aportaron las pruebas y si las cosas son así, ¿qué podemos esperar? A no ser que como dice la canción, sea sin saberlo que ♪nos estamos alejando♪
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