♪Qué dolor, qué pena♪

La canción infantil, Mambrú se fue a la guerra tiene en sus letras el estribillo que titula nuestro comentario de hoy que en realidad no tiene nada de musical, si no el lamento de lo que parece ser, el nunca acabar de las campañas políticas electorales: la muerte.
Cada vez que en nuestro país se aproximan los meses para celebrarse las elecciones, se les nubla la mente a aquellos que aspiran a cargos electivos y las pasiones y el fanatismo se desbordan con el consecuente resultado de “los muertos de la campaña”.
Aparte del fervor y las simpatías por uno u otro candidato o partido, la celebración de mítines y caravanas van salpicadas de alcohol y armas de fuego, ingredientes que unidos al partidarismo producen una mezcla letal.
Este fin de semana la sociedad fue sacudida por el asesinato de Mateo Aquino Febrillet, un ex rector de la UASD, profesional destacado y persona de buen accionar, que aspiraba a representar a San Cristóbal en el Senado de la República.
Febrillet fue ultimado por uno de su mismo partido, el sindicalista del transporte Blas Peralta, quien sostenía una discusión con otro partidario, en la que el occiso actuaba como mediador y lo único que logró fue perder su vida.
Lo deseable es que hechos de esta naturaleza no se repitan y que los culpables reciban la sanción correspondiente de manos de la Justicia, pero según se avecina el 15 de mayo, día de las votaciones, no podemos albergar muchas esperanzas de tranquilidad.
♪Qué dolor, qué pena♪